Los espeluznantes resultados de la encuesta europea sobre la violencia física y sexual me han dejado casi sin aliento. Aproximadamente 65 millones de mujeres europeas han sufrido algún tipo de violencia. Además, a mayor igualdad de sexos mayor es el número de casos de violencia contra las mujeres en el ámbito privado y público.
En el caso de España, vivimos inmersos en una sociedad donde algunos sectores retrógrados siguen abanderando que la mujer debe de ser sumisa y obediente. En esta clase de pensamientos es donde radican todos nuestros males. Interiorizar un papel de igualdad desde la familia, la escuela, la calle y el trabajo es fundamental para que algún día podamos alcanzar esa paridad quimérica.
Si yo fuera hombre se me caería la cara de vergüenza y, al menos, intentaría reflexionar sobre cómo me comporto con mi mujer, mis hijas, mis compañeras de trabajo, etcétera. Como mujer os invito a que reflexionemos si nos encontramos en alguna de estas desagradables situaciones y, en tal caso, no perdamos ni un segundo en combatirla, cueste lo que cueste.
Mejorar las perspectivas de esta lacra social está en manos de todos.
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