Los países en vías de desarrollo son las víctimas olvidadas de la crisis que atraviesan las economías industrializadas. Entre 2011 y 2013 el gasto de los países de la OCDE en ayuda al desarrollo ha caído un 6% en términos reales. A los donantes más afectados por la recesión no les ha temblado la mano a la hora de cerrar el grifo de la ayuda. Italia y Grecia han aplicado unos recortes del 34% y 17% respectivamente. España, que antes de la crisis era el séptimo mayor donante, ha reducido a la mitad la cantidad destinada a programas de cooperación.
¿Nos exime la actual crisis económica de ayudar a los países pobres? Los ciudadanos y los gobiernos de los países donantes se muestran cada vez más favorables a responder afirmativamente. Un 23% de los españoles considera que no podemos permitirnos ayudar a los países pobres – la media europea es del 18%. Este porcentaje sitúa a España entre los países de la UE donde más ha crecido el rechazo a aumentar los niveles de ayuda –9 puntos durante el 2012. La opinión, cada vez más extendida, de que en la situación actual no podemos permitirnos ayudar a los países en vías de desarrollo está motivada por tres razones que, bien examinadas, flaquean.
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