El cuerpo sin vida de Nora, de 16 años, fue hallado por sus padres en la escalera del edificio de su domicilio familiar de Palma, en septiembre de 2011. Salieron a la calle, en su búsqueda, a las 11 de la noche, preocupados por su tardanza. La adolescente, estudiante, hija única de un matrimonio de clase media, se desvaneció sin poder abrir la puerta de su casa y falleció por sobredosis. Había quedado atrapada en las redes de una mafia de barrio que se dedicaba al tráfico de droga vinculado a la explotación sexual de menores.
La Audiencia de Palma ha condenado a penas que suman 59 años de cárcel a siete de los delincuentes detenidos por inducir a Nora y a otras adolescentes a prostituirse a cambio de dinero o de sustancias estupefacientes. Las penas máximas son para los dos cabecillas de la trama, Edison Cornelio Flores, que carga con 17 años y seis meses de cárcel, y Eva María Vera, condenada a 15 años y seis meses. Ambos tienen 38 años. Los otros acusados han recibido penas de entre cuatro años y medio y ocho años de prisión.
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